martes, 17 de agosto de 2010

Que es el Arrepentimiento?

¿De verdad me arrepentí?

El arrepentimiento es un tópico que se malentiende muchas veces, la gente dice me arrepentí de esto o me arrepentí de aquello… pero ¿qué es el arrepentimiento para con Dios?
El verdadero arrepentimiento incluye tristeza por el pecado y el abandono del mismo. Ya que no renunciaremos al pecado a menos que nos demos cuenta de su malignidad. Mientras no lo repudiemos de corazón no habrá cambio real en nuestra vida.
Para muchos es difícil entender la verdadera naturaleza del arrepentimiento. Muchos se entristecen por haber pecado, e incluso se reforman exteriormente, porque temen que su mala conducta cause sufrimientos. Pero este no es el sentido bíblico del arrepentimiento. Lamentan el sufrimiento y sus posibles consecuencias pero no el pecado. Un ejemplo de esto fue Judas Iscariote, personaje conocido porque traicionó a Jesús, después de cometer el hecho exclamo: “He pecado [….] porque he entregado sangre inocente” (Mateo 27:4). Esta confesión fue arrancada por un tremendo sentimiento de condenación y una pavorosa expectativa de juicio. Las consecuencias que tendría que afrontar lo llenaban de terror pero no experimentó profundo quebrantamiento de corazón ni dolor en su alma por haber traicionado al Hijo de Dios. ¿Cuántas veces nos hemos arrepentido por las consecuencias de nuestros actos y no por el acto mismo? Sin embargo, cuando el corazón cede a la influencia del Espíritu Santo, la conciencia se vivifica y el pecador discierne algo de la profundidad y santidad de la ley de Dios. Sentir un arrepentimiento genuino es algo que supera nuestro propio poder; se obtiene únicamente de Cristo.
Precisamente en este punto es que muchos yerran, y por ello no reciben la ayuda que Cristo quiere darles. Piensan que no pueden ir a Cristo a menos que se arrepientan primero, y que el arrepentimiento los prepare para que sus pecados les sean perdonados. Es verdad que el arrepentimiento precede al perdón de los pecados, pero para poder ir a Jesús ¿el pecador ha de esperar hasta que se haya arrepentido? La virtud proveniente de Cristo es la que nos induce al arrepentimiento genuino.
Podemos lisonjearnos de que nuestra vida ha sido integra, de que nuestro carácter moral es correcto y pensar que no necesitamos humillar nuestro corazón delante de Dios como pecadores que somos; pero cuando la luz de Cristo resplandezca en nuestra alma, veremos cuan impuros somos: discerniremos el egoísmo de nuestros motivos y la enemistad contra Dios, que han manchado todos los actos de nuestra vida. Entonces conoceremos que nuestra propia justicia es, en verdad, como trapos de inmundicia y que solamente el sacrificio de Cristo es lo que puede redimirnos de nuestros pecados y renovar nuestro corazón.
Pero nadie se engañe a si mismo pensando que Dios, en su gran amor y misericordia, salvará incluso a quienes rechazan su gracia. La tremenda malignidad del pecado solo puede medirse a la luz de la Cruz. Cuando los seres humanos insisten en que Dios es demasiado bueno para desechar al pecador impenitente, que miren a la Cruz de Cristo. Si Cristo cargó con la culpa del desobediente y sufrió en lugar del pecador, fue porque no había otra manera de que los seres humanos pudieran salvarse. Sin ese sacrificio sería imposible que la familia humana pudiera salvarse.
Si en tu corazón existe el anhelo de algo mejor que cuanto este mundo pueda ofrecer, reconoce en este deseo la voz de Dios que habla a tu alma. Pídele que te dé arrepentimiento, que te revele a Cristo en su amor y pureza absolutos.

Por : Katherine Lugo